Las relaciones de pareja enfrentan muchos desafíos entre ellos superar el orgullo negativo que se gesta cuando hay un conflicto en la relación.
Cuando los integrantes de la pareja, se dejan controlar por el orgullo, empiezan a gestar en ellos comportamientos que alteran la dinámica de pareja; llevando a que las experiencias que viven no sean agradables para ambos, si esto ocurre de seguido, estos impactos generados desgastan la relación al punto que pueden llevar a que se termine.
¿Pero es el orgullo en su totalidad malo? No, hay una lado positivo del orgullo y es el que se presenta cuando en nuestra vida experimentamos la sensación de sentirnos bien con nosotros mismos al obtener logros que deseábamos y esto nos lleva a que los demás lo reconozcan y nos feliciten por lo obtenido.
Esto nos lleva a sentir una sensación de bienestar y gratificación personal; nos produce efectos positivos, nos permite ser optimistas, aumentar nuestra autoestima y tener una visión positiva de la vida, lo que nos llevaría a ser más felices.
También, el orgullo nos ayuda a no permitir que el otro en este caso nuestro compañero(a), sin darse cuenta, sobrepase los límites de nuestro terreno más personal y haga acciones que nos dañe o vulnere impactando nuestro amor propio.
¿Cuál es el lado oscuro del orgullo?
El lado oscuro, que de seguro hemos experimentado alguna vez, cuando hemos tenido una dificultad en la pareja; es creer que es el otro es el responsable de lo sucedido y debe ser el(la) la que deba solucionar lo ocurrido y no yo.
Esta postura nos lleva distanciarnos y encerrarnos en nosotros mismos, nos cubrimos con un muro infranqueable que nos aísla del otro y que a veces es muy difícil para nuestra pareja derribarlo; debido a ello, la postura de nuestro compañero(a) es evitar acercarse y solucionar; todas estas emociones combinadas solo generan dolor y va desgastando el amor que se tienen el uno al otro.
Hay casos de algunas parejas en las que el orgullo se ha convertido en una forma de manipulación: uno de los dos acostumbra a llenarse de orgullo, se ofende y se distancia, pretendiendo con este comportamiento que el otro dé “el brazo a torcer” y le ruegue disculpas para volver a estar bien.
Ésta se convierte en una dinámica muy dañina que es difícil de romper en algunos casos: debe existir un equilibrio, no puede ser siempre el mismo quien dé el primer paso para acercarse porque tarde que temprano el otro se agotara de ser siempre el que desea estar bien y busque solucionar el conflicto.
¿Cómo mantener el orgullo lejos de la relación de pareja?
Hay varias estrategias que pueden desarrollar para vacunar la relación contra este mal:
Aunque a veces resulta casi imposible mantener este tipo de emociones y actitudes a la raya, es necesario hacerlo si quieres mejorar tu relación y no echarlo todo por la borda por un momento de “calentón”. Por ello, trabaja para mantener alejado el orgullo negativo; si crees que este ejercicio no tiene éxito, busca ayuda profesional para que su relación no termine por algo que se hubiese podido solucionar.
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